lunes, 13 de septiembre de 2010

- Por algún motivo, Carmen sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. No parpadeo por miedo a empujarlas fuera y que la cámara las viera. Las lágrimas rebosaban; Aveces por una lagrima una empezaba a compadecerse de sí misma y necesitaba liberar mas. No sirvió de nada. Las lágrimas se desbordaron. Se persiguieron unas a otras, bajaron por las mejillas, sobre la barbilla, por el cuello, se olvido de la cámara, de Tibby e incluso del echo de que tenía brazos y piernas y de que el mundo giraba.
- un verano en vaqueros.

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